Los centros de la Fundación San Rosendo han vivido con especial incertidumbre este 2020, lleno de desafíos hasta el final. Las restricciones impidieron una Navidad normal. Este suele ser uno de los momentos más ilusionantes del año para los residentes, que pueden encontrarse con familiares y amigos a los que no han visto el resto del año. En esta ocasión, sin embargo, han tenido que pasar las fiestas en los centros, sin poder salir ni recibir la visita de sus seres queridos.
Pese a todo, los usuarios han demostrado una vez más su capacidad para adaptarse y han sido un ejemplo de fuerza y optimismo ante las dificultades. Han disfrutado de una Navidad muy diferente a las habituales, pero no por ello falta de ilusión y motivos de celebración.
Los trabajadores de la Fundación se aseguraron de garantizar que los mayores se mantuviesen en contacto con sus familiares a través de dispositivos electrónicos. En los días de fiesta no faltaron las videollamadas y mensajes de felicitación en forma de vídeo, llamada o postal; una forma de acercar a los usuarios a sus seres queridos, a pesar de la distancia.
No faltaron las actividades más típicas
Los profesionales de la Fundación han tenido gran parte de responsabilidad en ello, manteniendo el espíritu festivo en todo momento y asegurándose de que los usuarios dispusiesen de estímulos, con actividades como manualidades, talleres de decoraciones típicas, películas navideñas o villancicos.
Además, se celebraron la Nochebuena, la Navidad, el Fin de Año y la Noche de Reyes, en las que recibieron algunas visitas sorpresa: un Papá Noel cargado de regalos, los Reyes Magos de Oriente repartiendo ilusión y mensajes de ánimo de las familias… Todo lo necesario para mantener la normalidad, dentro de lo posible, y respetando las medidas imprescindibles para prevenir posibles contagios.