La residencia Santa Marta de la Fundación San Rosendo apuesta para sus residentes con un taller de musicoterapia, que dirige Ana Guisande, para mejorar su calidad de vida dentro del proyecto Experiencia Activa.
Manolo Escobar o Antonio Machín son protagonistas del taller de musicoterapia que imparte Ana Guisande este mes, en la residencia Santa Marta que la Fundación San Rosendo tiene en Santa Cruz de Arrabaldo. Esta actividad forma parte del proyecto Experiencia Activa, con la colaboración de La Región y la Fundación Amancio Ortega, con el que buscan promover un envejecimiento dinámico en una de las provincias con los mayores índices de población mayor.
Animados ante la sintonía de “Mi carro” o “Viva el vino y las mujeres”, los nueve participantes de este taller la acompañan con panderetas o castañuelas. “Realizamos actividades con instrumentos que ellos pueden manejar y sean pequeños, cantamos canciones de su época o algunos temas gallegos”, cuenta la musicoterapeuta Ana Guisande, que ejerce en tres residencias de la Fundación San Rosendo.
Alicia, una de las alumnas de este taller arranca a bailar con las canciones de su juventud. ”También contribuimos a su movimiento, los que pueden se levantan y danzan o mueven los brazos, dentro de lo que ellos puedan hacer”, explica Ana. Al terminar las canciones, la musicoterapeuta le pregunta por el cantante o título de la canción, para estimularlos y recordar. “Se les nota un poco de mejoría en la memoria, porque no es solo rememorar los nombres o las canciones, también se les vienen a la cabeza experiencias de su juventud”, apunta Ana.
Los residentes que asisten a musicoterapia no solo mejoran su memoria, también tienen otros beneficios con una directriz principal: “Nuestro objetivo primordial es que mejore su calidad de vida y que disfruten”, comenta Ana. El taller les permite relacionarse socialmente con sus compañeros por lo que se «alegran y tienen un buen estado de ánimo».
Estos son algunos de los beneficios a corto plazo. En un periodo de tiempo mayor se pueden apreciar otros: «Se observa una mejoría en el habla y en el afluencia de palabras porque las van recuperando», expone la profesional. La musicoterapia es una ayuda también para los mayores, que tienen más dificultades para ubicarse en espacio y tiempo: «Normalmente están muy desorientados, por lo que esta actividad les permite encontrarse en el aquí y en el ahora», asegura Ana.