La memoria del éxodo limiano

La falta de oportunidades laborales y la baja productividad del campo a mediados de la década de los 50 motivó a miles de gallegos a emigrar. No ajena a la tendencia de la época, A Limia notó, especialmente, el éxodo rural. Su juventud de por aquel entonces se vio obligada a cargar los bártulos y emprender un nuevo camino en aras de luchar por un futuro más próspero. Muchos de aquellos «mozos», incluso, tuvieron que dejar a sus pequeños en compañía de los abuelos. Los destinos más frecuentes fueron Alemania, Venezuela o incluso la República Oriental de Uruguay.

Hoy, décadas más tarde, aquellos jóvenes aventureros son entrañables abuelos que comparten historias y batallas. Algunas de ellas se pueden conocer tras los muros de la Residencia Santa Mariña de Xinzo de la Fundación San Rosendo, en la que conviven 52 usuarios, una gran mayoría emigrantes que han regresado a su Limia natal para vivir su «segunda juventud»: aquella que se perdieron por encontrarse trabajando duramente. En este sentido, los responsables del centro promueven, habitualmente, charlas alrededor de sus experiencias laborales en otros países, enmarcadas dentro del Proyecto Experiencia Activa. Se trata de una iniciativa de la Fundación San Rosendo en la que se busca que los mayores envejezcan con una buena salud mental y emocional.

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