La residencia Nuestra Señora de la Esperanza de la Fundación San Rosendo lucía este jueves un aspecto inusual, acorde con la celebración de San Valentín. Guirnaldas, globos y otros detalles con forma de corazón adornaban el gran hall del edificio, donde usuarios y trabajadores disfrutaron de la música, del baile y de la charla. Los mayores realizaron las manualidades decorativas en los talleres del Proyecto Experiencia Activa, impulsado por la Fundación San Rosendo y La Región con apoyo de Inditex.
«A miña muller e eu eramos do mesmo pobo e dende pequenos xa nos coñecíamos», explica Benjamín López. Ambos se gustaron «dende sempre», tal y como relata: «Como non me ía gustar, se era moi boa moza». Asunción Nogueira y su marido también se conocían desde la infancia: «Na época do centeo íamos xuntos cas familias porque tiñamos as terras de cultivo pegadas». Pero para encontrarse y «ligotear», nada mejor que las verbenas y las fiestas populares. «Os domingos pola noite xuntábamonos todos os mozos do pobo e aí estaba ela sempre», recuerda López.
El noviazgo de Carmen Casares con su marido comenzó a partir de un baile: «Era un día de festa e veu ese rapaz por alí, preguntoume se quería bailar e díxenlle que viñera outro día, que eu tiña mozo». A la semana siguiente, ya sin pareja, Casares bailó con el que sería su marido durante 70 años. Después de un tiempo, llegó la propuesta de matrimonio: «El díxome, ‘isto acabouse, ou si ou non’, e foi que si».